miércoles, 26 de abril de 2017

DE SAPIENS A HOMO DEUS, el deslumbrante análisis de Harari


Debo reconocer que me he resistido algún tiempo a leer los libros de Harari. Tengo ciertos reparos hacia los éxitos de venta y desconfío de los productos que vienen recomendados por grandes nombres. Confieso que he sucumbido a sus encantos.

¿Y qué aporta Harari a los trabajos de divulgación histórica? De entrada, aporta frescura y descaro para desarrollar algunos análisis que pueden entrar en conflicto con la visión académica. Pero esto es lo de menos, porque las virtudes del autor son muchas y todas dignas de consideración.

Para empezar, deslumbra la gigantesca cantidad de datos, lecturas y referencias que es capaz de manejar con tanta soltura y coherencia —una cosa es tener la información y otra bien distinta saber qué hacer con ella—. Como deslumbra, especialmente en Homo deus, la aparente sencillez con que circula por diferentes áreas del conocimiento sin que le tiemble la frase. Y todo eso mezclado con un estilo inteligentemente sencillo, fresco y limpio.

Si tuviera que elegir entre los dos, seguramente me quedaría con el segundo, porque a mí en este momento me interesan más las lecturas sobre el presente que sobre el pasado, pero reconozco que la exposición que realiza en Sapiens sobre la historia de la humanidad es simplemente brillante. Y he escrito presente de manera intencionada, que aunque Homo deus se anuncia como una breve historia del mañana, no es otra cosa que un espléndio trabajo sobre nuestra actualidad y sus tendencias, donde lo mismo acude a la neurociencia, que a la historia de la literatura o a la teoría de la evolución.

Como buen historiador que es, sabe, y así lo dice, que la historia se ocupa de estudiar el pasado, no con la finalidad de repertilo, sino con la de liberarnos del mismo (p 73), porque el conocimiento que no cambia el comportamiento es inútil (...) cuántos más datos tenemos y cuanto mejor entendemos la historia, más rápidamente la historia altera su rumbo (p 72). En realidad, ambos libros son una invitación a eso, a saber y, por tanto, a que pensemos sobre qué somos y qué queremos ser.

***

Estaba redactando este comentario cuando una amiga —gracias, Elena—, me manda vía whatsapp un vídeo sobre "El señor de los libros". Busco en YouTube y me encuentro con un pequeño reportaje sobre este personaje genial que rescata libros de la basura. Harari y él, en definitiva, comparten el mismo impulso.


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