viernes, 12 de agosto de 2016

TRAS LOS PASOS DE SHAKESPEARE

Casa natal de Shakespeare. Stratford-upon-Avon.
Shakespeare, como todos los demás seres del universo, también tuvo su nacimiento y su final. Vamos, que aunque inventó lo humano, él mismo era humano y nació en una casa más o menos normal, murió en el pueblo en el que vino al mundo y mandó colocar un epitafio más bien vulgar y corriente sobre la lápida que cubre sus huesos. 


El epitafio dice:

Buen amigo, por Jesús, abstente
de cavar el polvo aquí encerrado.
Bendito sea el hombre que respete estas piedras
y maldito el que remueva mis huesos.

Sea por respetar su deseo, sea por miedo a la maldición, nunca se ha comprobado si efectivamente debajo de esa piedra se encuentran o no los auténticos restos del Cisne de Avon.

Stratford es hoy una pequeña localidad —poco más de 23.000 habitantes— que vive por y para el turismo que produce el escritor. Bien cuidada, tranquila y con una amplia programación en torno a las obras que nos dejó. Tanto es así, que allí se encuentra la sede de la Royal Shakespeare Company.

También se mantiene en pie, de momento, la casa en la que vivió Marie Corelli, la en su momento celebérrima y excéntrica novelista británica que inició la recuperación de la arquitectura tradicional del pueblo donando a los propietarios de las casas dinero de su propio bolsillo.

Casa donde vivió Marie Corelli.
Propiedad del Ayuntamiento hasta hace poco, ha sido vendida a manos privadas, originando una fuerte polémica en el pueblo. 

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