jueves, 3 de diciembre de 2015

LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO, de Vargas Llosa

Nunca hemos vivido, como ahora, en una época tan rica en conocimientos científicos y hallazgos tecnológicos, ni mejor equipada para derrotar a la enfermedad, la ignorancia y la pobreza y, sin embargo, acaso nunca hayamos estado tan desconcertados respecto a ciertas cuestiones básicas como qué hacemos en este astro sin luz propia que nos tocó, si la mera supervivencia es el único norte que justifica la vida, si palabras como espíritu, ideales, placer, amor, solidaridad, arte, creación, belleza, alma, trascendencia, significan algo todavía, y, si la respuesta es positiva, qué hay en ellas y qué no. La razón de ser de la cultura era dar respuesta a este género de preguntas. Hoy está exonerada de semejante responsabilidad, ya que hemos ido haciendo de ella algo mucho más superficial y voluble: una forma de diversión para el gran público o un juego retórico, esotérico y oscurantista para grupúsculos vanidosos de académicos e intelectuales de espaldas a la sociedad (p 200-201).

No es la primera vez que Vargas Llosa practica el ensayo —sus diez trabajos anteriores acreditan su probada solvencia en este terreno—, ni es la primera vez que nos llama la atención sobre la banalización de la cultura. Cuando el espectáculo circense es más importante que el debate intelectual, cuando un cocinero se convierte en personaje de referencia de la sociedad, cuando un futbolista acapara más atención en los medios de comunicación serios que un científico, cuando el debate político se transforma en un bombardeo de lemas dirigidos por publicistas..., estamos inmersos en lo que Llosa denuncia como sociedad del espectáculo.

El libro se abre con una exposición de tres textos clásicos —hay muchos más— que le han precedido en el análisis de la cultura: el Notes Towards the Definition of Culture, de Eliot; En el castillo de Barba Azul: aproximación a un nuevo concepto de cultura, de Steiner; y La sociedad del espectáculo, de Guy Debord. A partir de ahí, va desgranando su lamento y su denuncia sobre lo que hoy vivimos como cultura, y lo hace desde cuatro grandes áreas: la sociedad y sus intelectuales, la política, la sexualidad y la religión.

Un texto necesario para repensar qué es lo que entendemos, o queremos entender, por cultura.
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Un par de comentarios mucho más extensos que esta simple presentación podéis encontrar en letraslibres y el Bulletin Hispanique.

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