domingo, 12 de abril de 2015

SORPRESA TRAS LA VENTANA

Ventana del Palacio Villardompardo, Jaén
Cuando no voy a ver nada concreto a un museo o a una exposición, me gusta dar vueltas al tuntún, sin plan previo, dejarme llevar por el hedonismo de la mirada y el capricho de los sentidos o el cansancio. En este perezoso trajín me encontraba en el Centro Cultural Baños Árabesque es, por cierto, mucho más que los restos arqueológicos de los baños de la época árabe de la ciudad de Jaén, porque sobre ese subsuelo se ha levantado un centro cultural amable, bien diseñado y lleno de encantos por todos los rincones. 

Así me encontraba, cuando al cambiar de una sala a otra, di de bruces con esa estupenda ventana que se asoma al caserío de la ciudad y, ante mis ojos, una composición que no era la de ningún artista, la de ningún ser humano que, jugando con los colores, hubiera decidido elaborar un cuadro en azules, blancos y ocres. Y es que, a veces, la realidad se encarga de fingirse a sí misma. Un simple visillo tamizando la luz sureña de la tarde dejó ante mí esta agradable vista en tonos pastel.

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