viernes, 20 de febrero de 2015

LA SIEMPRE MÁGICA PRESENCIA del Carmina Burana

Mentiría si dijera que soy un  entendido. Mentiría si dijera que sé sobre la música clásica algo más que lo que sabe una persona de cultura media y aficionada a oír mucho más clásica que cualquier otro tipo de música. Tengo mis gustos y disfruto con ellos. Quiero decir que si en un auditorio ponen, por ejemplo, la Novena en una sala; en otra, la Quinta de Malher, que también me gusta, iré a escuchar la de Beethoven, en caso, claro, de que no haya gran diferencia de orquesta, interpretación y ese tipo de datos técnicos que también influyen en una decisión. Y no importa en absoluto que la haya oído multitud de veces. 

Aclarados los términos de mis inclinaciones y manías, ayer estuve disfrutando de un Carmina Burana magistral, al menos a mí así me lo pareció, en el Auditorio Nacional de Madrid. Espectacular sitio y magnífico sonido, orquesta poderosa, bien conducida por Grzegorz Nowak y un coro que me hizo olvidar mi existencia. ¡Sublime! Antes, y a  eso iba con la divagación del comienzo, estaba programa la obertura The Fairy Tale, de Moniuszko, y el Concierto para piano nº 1 en mi menor Op.11, de Chopin. Chopin, me gusta, pero no iba yo a eso y, ante la espera de lo deseado (los amantes saben de esas cosas), la primera parte del concierto se me hizo larga y poca cosa.

No se pueden transmitir las mismas sensaciones a través de un vídeo de YouTube, las orquestas no son las mismas, ni los directores, ni los coros, pero sólo quiero acercaros algo de la felicidad que ayer mi invadió durante toda la velada. ¿Hay alguien que después de oír Carmina Burana se quede indiferente?

1 comentario:

  1. A mí también me gusta mucho, es una obra muy coral, tuve la suerte de cantarla.

    Manoli

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