sábado, 20 de diciembre de 2014

A MÁS CÓMO, MENOS POR QUÉ, poesía de la inteligencia

No es este, ni mucho menos, el último libro publicado por Wagensberg, pero sí es el último que yo he leído —leo desordenadamente y a impulsos del capricho del momento— y también es el que más me ha gustado.

Tiene Wagensberg una rara habilidad para sintetizar y una envidiable capacidad para transmitir ideas complejas, además de una capacidad creativa indiscutible. Sólo la posesión de esas virtudes hacen factible la redacción de un libro como éste, construido a base de aforismos y, sin embargo, entrelazados de tal manera que podemos leerlo como si se tratara de un texto lineal, de un ensayo. 

Si digna de elogio es la manera en que está construido el texto, más elogiosas son aún sus intenciones, y que no son otras que las que se explicitan en los títulos de los dos grandes apartados en que está divido el libro: La intención es comprender, el primero; La intención es conocer, el segundo.

A estas virtudes hay que añadir la más delicada y rara de las que podemos encontrar en un científico que hace reflexión en voz alta: la belleza. Y digo bien, pues en muchas ocasiones la perfección del aforismo raya a tal altura que da la impresión de que estamos ante un verso magnífico —Se muere siempre sorprendentemente—.

Ya que en estas tertulias llevo dándole vueltas desde hace tiempo a la convivencia fructífera entre las dos culturas, y para celebrar que ésta es la entrada número 1508 (que no es un número redondo, ni tampoco primo y cuya factorización es 2x2x13x29; pero tan digna de celebrar como si fuera la 1000, que no celebré) os dejo algunos de los pensamientos que tienen que ver con el tema:

  • Es posible ser filósofo sin conocer la esencia de la obra Newton, Darwin, Boltzmann, Einstein, Gödel, Schrödinger, Heisenberg..., pero sólo porque muchos filósofos actuales se brindan como ejemplo de ello.
  • Es posible ser científico sin conocer la esencia de la obra de Spinoza, Hume, Kant, Wittgenstein, Heidegger, Popper, Kuhn..., pero sólo porque muchos científicos actuales se brindan como ejemplo de ello.
  • Unos creen en la disyuntiva Ciencia o Cultura y otros en la disyuntiva Ciencia o Humanidades, por lo que un científico, en general, no sabe bien qué preferir, si no ser culto o si no ser humano.
Todavía no me explico cómo he podido estar sin leerlo desde el 2006.

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