Esto es así,
dijo aquel hombre.
Esto es así y así,
no cabe la menor duda,
y quien diga lo contrario,
miente. No puede
estar más claro.
Hasta un niño lo sabe.
La vehemencia
articuló el silencio
y nadie intentó
contradecirle.
Después pasó un niño
y alguien se atrevió
a preguntarle
cómo era aquello,
pero el niño no sabía.
Más tarde se acercaron
a la puerta de un colegio
y preguntaron
a muchos niños
y también a muchas niñas.
Incluso estuvieron preguntando
a las maestras
y a los maestros.
Nadie sabía cómo era aquello.
Acudieron a las plazas,
recorrieron pueblos y ciudades.
No encontraron a nadie
que pudiera dar una respuesta.
Entonces aquel hombre
encontró la prueba irrefutable
de que así era
y dijo:
Esto es así
porque la humanidad lo ignora.
Era un hombre muy sabio.
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