lunes, 29 de septiembre de 2014

RECORDAR ES TENDER PUENTES

En un muro de la catedral de Limerick

Uno va por ahí y entre grandes piedras, grandes nombres y grandes palabras se encuentra, de repente, pequeños gestos. Estos gestos son, si se perpetúan y se hacen cotidianos, los que dan sentido y hacen grandes las relaciones humanas. 

Lo que veis en la foto es una humilde inscripción que nos recuerda el trabajo desinteresado de una mujer, Katie Smyth, por cuidar esas hermosas flores durante más de cincuenta años. 

Seguramente las fucsias habrían sobrevivido sin ella. Seguramente a las personas que van a la catedral les de lo mismo la placa, o no le presten atención, y tal vez sólo unas pocas conocieron a Katie. No lo sé.

Sin embargo, ese pequeño gesto de recordarla a través de una inscripción situada junto a las hermosas fucsias de las que ella se ocupó durante tanto tiempo, nos ofrece a todos algo de la nobleza del ser humano.

Recordar es tender puentes. A través del texto grabado en la piedra quedamos unidos Katie, quienes la conocieron y la amaron, y los descuidados paseantes que por casualidad descubrimos la placa.

Entre la piedra, la flor y la palabra se estable un gesto cómplice que nos recuerda la noble y sencilla facultad del agradecimiento, la necesaria y generosa tarea del reconocimiento. 

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