martes, 10 de junio de 2014

ANTES DEL NOMBRE, de Sánchez Rosillo

Hace tiempo que tenía ganas de comentar este libro, pero entre despistes y urgencias ha llegado hasta hoy sin que le dedicara una línea.

Para empezar fuerte diré que es el libro de poesía que he leído en los últimos años con el que más me identifico. No digo que me haya gustado más, sino con el que más cerca me siento y con el que comparto prácticamente todo. Ya sé que esto es un poco raro, porque no se trata de un ensayo, pero es así. O tal vez sea cuestión de edad.

Una característica que me agrada mucho es que se trata de un poemario que canta, que enaltece, que celebra la vida y sus manifestaciones. Cosa rara en este mundillo, el de la poesía, donde la pérdida, el lamento, la expresión del dolor y de la ausencia están, porcentualmente hablando, mucho más extendidas que la manifestación de la alegría de vivir. Como dice Irazoki en la solapa: Un poeta que no participa en los campeonatos del dolor.

Notable es el grado de reflexión latente en todo el libro. Un pensamiento que apenas se deja ver, pero que da consistencia al texto; que no enlaza argumentos, pero que es la masa con la que se construyen muchos versos. Poesía ponderada, juiciosa, prudente, que nos pone delante de la vida en sus manifestaciones más elementales, cotidianas.

Otro elemento que me gusta mucho del estilo de Rosillo es la claridad con se que expresa. Y lo hace sin renunciar en ningún momento a la metáfora ni al lenguaje propiamente poético. De hecho, su poesía puede gustar o no gustar, pero llega nítida a todos los oídos, sin estridencias, limpiamente. Poesía para ser disfrutada con suavidad.

CUANDO MIRAS DESPACIO

Si te quedas mirando largamente
cualquier cosa del mundo
—un gorrión, una mujer, un árbol,
un río, un desengaño, tal poema
por el que pasa un río
y una mujer desengañada y sola
y en el que se alza un árbol al que acuden
los gorriones mientras cae la tarde—,
si miras cualquier cosa un largo rato
y dejas que entre en ti,
que te vacíe de tu oscuridad
y que en tu ser halle cobijo y sea,
verás y sentirás que cuando miras
tú eres mundo también,
que en ti la vida se entrecruza y canta,
y que todo es sagrado.

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