sábado, 21 de diciembre de 2013

ODA A FRANCISCO SALINAS

La poesía de Fray Luis es un ejemplo de mesura y de buen gusto, de equilibrio absoluto entre la técnica, el estilo y el contenido. Cualquiera de sus composiciones me parece extraordinaria. Elijo esta porque quizás sea un poco menos conocida que la Oda a la vida retirada o la Noche serena.

Leedla con reposo y disfrutadla.


El aire se serena
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música estremada,
por vuestra sabia mano gobernada.

A cuyo son divino
el alma, que en olvido está sumida,
torna a cobrar el tino
y memoria perdida
de su origen primera esclarecida.

Y como se conoce,
en suerte y pensamientos se mejora;
el oro desconoce,
que el vulgo vil adora,
la belleza caduca, engañadora.

Traspasa el aire todo
hasta llegar a la más alta esfera,
y oye allí otro modo
de no perecedera
música, que es la fuente y la primera.

Ve cómo el gran maestro,
aquesta inmensa cítara aplicado,
con movimiento diestro
produce el son sagrado,
con que este eterno templo es sustentado.

Y como está compuesta
de números concordes, luego envía
consonante respuesta;
y entrambas a porfía
se mezcla una dulcísima armonía.

Aquí la alma navega
por un mar de dulzura, y finalmente
en él ansí se anega
que ningún accidente
estraño y peregrino oye o siente.

¡Oh, desmayo dichoso!
¡Oh, muerte que das vida! ¡Oh, dulce olvido!
¡Durase en tu reposo,
sin ser restituido
jamás a aqueste bajo y vil sentido!

A este bien os llamo,
gloria del apolíneo sacro coro,
amigos a quien amo
sobre todo tesoro;
que todo lo visible es triste lloro.


¡Oh, suene de continuo,
Salinas, vuestro son en mis oídos,
por quien al bien divino
despiertan los sentidos
quedando a lo demás amortecidos!

1 comentario:

  1. Es fantástico encontrarse así casualmente con la maravilla de Fray Luis de León.

    ResponderEliminar

NO HAGO PÚBLICOS LOS ANÓNIMOS. ESCRIBE TU NOMBRE DESPUÉS DEL COMENTARIO.