jueves, 17 de octubre de 2013

TRISTÁN E ISOLDA

Esta es, tal vez, la última edición de un clásico de la literatura medieval. Es, posiblemente, el cantar de gesta del que existen más versiones, pues infinidad de poetas —de trovadores— se dedicaban a contarlo, y siempre tenían éxito con él.

La versión que tenemos aquí es la de un gran filólogo y estudioso de las literaturas medievales que, con notable gracia y buen estilo, nos ofrece esta historia de un amor imposible, tan hermosa como desgraciada. Bédier, a su vez, se basa en la versión de Thomas de Bretaña (siglo XII), para publicar en 1900 una historia que vuelve a tener el mismo éxito que en la lejana Edad Media. Más de cien años después de su primera publicación la redacción de la historia que hizo Bédier sigue vendiendo.

En la actualidad, coexisten en las librerías numerosas versiones y adaptaciones de esta sobrecogedora historia de amor. Pero no sólo la encontraremos en palabras sobre papel. El cine no se ha cansado tampoco de hacer sus adaptaciones, que yo sepa, la última es de 2006. Y qué decir de las otras manifestaciones artísticas: tanto la música, como el teatro, la danza o la ópera han recurrido a ella en infinidad de ocasiones; aunque, seguramente, será la versión de Wagner la que todos tengamos en la memoria, aun no siendo aficionados a la ópera.

Tristán e Isolda, una historia otoñal donde las haya, amor y muerte entrelazados de manera sublime para siempre. Una historia profundamente romántica, muchos siglos anterior al romanticismo. Una historia para devorar en las tardes, casi noches, de este octubre que camina a paso rápido hacia los bosques dorados del 1 de noviembre.

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