sábado, 11 de diciembre de 2010

ANDRÉS TRAPIELLO

Ya está subida la colección de poemas que nos servirán de excusa para hablar del poeta y disfrutar de su obra el 20 de diciembre.

Mientras leéis o no la colección, copio aquí un poema que no aparece en la selección que he preparado, pero al que tengo especial cariño por el tema que trata, por el aire suave y nostálgico que le ha dado y porque al día siguiente de la tertulia podremos disfrutar de un eclipse total de luna... después de haber apreciado el brillo elegante del lucero matutino, es decir, de Venus.


ESTRELLA DE LA MAÑANA


¿Cuántos días llevabas en la parte
alta de la ventana
brillando sin que yo me diera cuenta
sobre viejas antenas y tejados?
¿Durante cuánto tiempo, vigilante
de la noche y la aurora en tus cuarteles,
has estado en silencio'
¿Cuántos suman los días
en que miré sin verte, como un prodigio
que arruina su fortuna, ese tu sitio?
sólo quiero saber cómo es posible
no haberte descubierto por azar,
no reparar en ti ni siquiera un momento
en todos estos años en los que
por la mañana abría el balcón a la vida.
Ha sido tanta tu belleza
de estrella solitaria, elemental y única,
de perla entre las valvas inhóspitas del mundo,
de verdad a destiempo, casi póstuma,
que no puede uno por menos que pensar
en lo errado de todo, y en lo absurdo.
Mientras escribo ahora este poema,
has ido poco a poco como hielo fundiéndote
en un azul universal, sin fondo.
No queda ya de ti rastro en el cielo,
y no me queda a mí sino
esperar a mañana,
pensar en nuestra cita a todas horas
como el muchacho que por fin ha descubierto
el más ferviente amor en su vecina,
y sólo vive ya para volver
a verla en la escalera,
aunque sea un instante únicamente,
el del temblor y lo desconocido.


Feliz lectura y feliz observación.

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