jueves, 26 de agosto de 2010

TOMÁS MORO

Thomas More fue un tipo curioso: santo para la iglesia católica, traidor para Enrique VIII, visionario ejemplar para muchos frikis, ideólogo comunista para buena parte del socialismo, predecesor de utopistas, intelectual y escritor destacado del Renacimiento para cualquier manual de la Historia de la Cultura. Vamos, que tenéis un montón de razones para leerlo, sin tener en cuenta las más pedestres como que el librillo tiene pocas páginas, es sencillito y ameno, y vale muy poco, ya que es un clásico y no hay que pagar derechos de autor. Eso sí, no lo hagáis en la edición que aparece aquí, porque, aunque tiene una introducción realmente buena, el texto está plagado de erratas de todo tipo, lo que hace su lectura un tanto penosa. Y, sin embargo, al libro le tengo cariño, entre otras cosas, porque es el resultado de una apuesta deportiva sobre las olimpíadas del 2004. De vez en cuando, una hermana y yo realizamos apuestas sobre el resultado de algún evento deportivo. El que pierde tiene que comprar un libro al que gana y, hasta ahora, todas han resultado a mi favor.

Historias paralelas aparte, el libro puede resultar muy atractivo y sorprendente. La utopía que nos describe el autor es una república socialista, pues poder y riqueza son fuente de injusticias y de males. No existe la propiedad privada, ni diferencia alguna entre trabajadores o no trabajadores y las jornadas laborales son de seis horas. Las mujeres estudian y trabajan igual que los hombres, los enfermos son cuidados en hospitales a los que todos tienen acceso, la eutanasia está permitida, no existe el dinero, las puertas de las casas están siempre abiertas y un sin fin de cosas más que no voy a desvelar, excepto una que me pareció tan ingenua como graciosa (recordemos que el libro fue escrito entre 1515 y 1516):  para que los novios no se encuentren con sorpresas el día del matrimonio y sepan realmente si hay atractivo sexual entre ellos, se ven desnudos antes de la boda en presencia de una matrona. Si no hubiera sex appeal entre ellos, se desaconsejaría la unión. ¿No es encantador?

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