sábado, 29 de agosto de 2009

TERRADILLOS DE ESGUEVA

De Nueva York a Terradillos. A veces damos saltos muy grandes. De la gran ciudad, al pueblo más pequeño; del ruido, al silencio; de la actividad, a la quietud. Como si nada. Un día aquí y otro allá. Al fin y al cabo, lo que importa es la gente que vive en los lugares, no el lugar mismo. Cualquier ciudad puede ser el mejor sitio del mundo, si en él viven las personas que queremos.
Aquí, en Terradillos, el pueblo donde nacieron mi madre y me hermano José, a la sombra de una hermosa chopera, estuve comiendo con parte de mi familia burgalesa. Sirvan estas líneas, y el poema de fray Luis, de agradecimiento a la acogida que todos ellos me brindaron.
¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido, y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido;
Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio Moro, en jaspe sustentado!
No cura si la fama canta con voz su nombre pregonera, ni cura si encarama la lengua lisonjera lo que condena la verdad sincera.
La oda entera podéis leerla aquí

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