Escribía silencios, noches, anotaba lo inexpresable
A. Rimbaud
A veces caen palabras en desaliento por los ángulos del día.
Sombras vienen y van,
recorren los gestos, los besos y las manos,
y dejan una conciencia en lengua de navaja
como de no estar vivos.
A veces se confabulan sonidos de humo
en decrépita clarividencia del hastío,
forjados en la desgana de las horas,
en la obligatoriedad distante de la distancia.
A veces reconocemos que no hay sino silencio,
imposible asistencia de lo vivido.
Es, entonces, cuando más te necesito.
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