sábado, 7 de febrero de 2009

ELUANA ENGLARO


Es posible que empiece a ponerme pesado con este tema, más cuando había comentado a algún amigo que después de la muerte de mi madre iba a dejarlo, pero el primer ministro Berlusconi ha logrado sacarme de quicio.

Creo que los políticos, y especialmente los que gobiernan, deben dedicarse a facilitar la vida a los ciudadanos, deben ayudar con sus decisiones a que la sociedad funcione un poco mejor, deben poner los medios de los que disponen para que la administración haga que todos los engranajes sociales fluyan sin entorpecer el buen funcionamiento de la ciudadanía, y no al contrario. Si la clase política existe, debería ser para eso, para ayudar y no para entorpecer.

Desde este convencimiento escribo indignado estas líneas. Eluana lleva 17 años en coma, y su padre lleva 10 batallando con una administración insensible, por no decir cruel, para conseguir que su hija pueda dejar de ser un vegetal y morir tal y como ella, al parecer, lo había expresado. Y cuando parece que por fin la justicia reconoce lo justo de su demanda, aparece un primer ministro payaso, que debe creerse primer ministro porque con su poder puede joder a la gente, e intenta colocar todos los medios que tiene a su alcance para hacer un poco más infelices a unos pocos. En este caso a la familia de Eluana y sus amistades.

¿Es tan difícil aceptar la voluntad de los demás, cuando sólo afecta a ellos mismos? ¿Es tan difícil reconocer que alguien no quiera vivir en condiciones que nada tienen que ver con la vida humana? ¿Hasta cuando vamos a tener que soportar el intrusismo del poder en los deseos más íntimos y personales del ser humano?

Y, para colmo, aparece la otra gran payasa de la Historia, la dogmática fe, en este caso representada por la iglesia católica, y aplaude y jalea la prepotencia y la desfachatez del primer ministro. ¿Qué entienden por piedad esos uniformados de la culpa? ¿Qué saben de la vida, del amor y del sufrimiento esa caterva de sotanas que se pajean mentalmente dilucidando la apariencia de una paloma que no existe a la que llaman "espíritu santo"?


Ya sé, Eluana, que no vas a poder leer lo que escribo. Posiblemente esto tampoco llegue nunca hasta tu padre. En cualquier caso, recibe mis mejores deseos para que puedas morir como quien muere soñando su mejor sueño. Y este humilde poema, para ti:


PEQUEÑOS EJERCICIOS CONTRA EL RITUAL DE LA MUERTE

1. Colocarnos hasta el tuétano metiéndonos una rayita de cielo por los ojos.

2. Paladear con delectación un saludo, una mirada, un beso, un abrazo que pasaban todos los días a nuestro lado y hoy nos hemos dado cuenta de que eran nuestros.

3. Meterle mano a ese verso que tanto nos gusta y hacer que brille entre la gente que queremos más que un día luminoso de verano.

4. Descorchar a Baco entre la gente amiga para escanciar palabras de ánimo durante muchas horas.

5. Olvidarnos de la caverna de Platón, salir a la república de la calle y disfrutar de lo real cuanto nos plazca.

6. Ser ingenuos y no creernos nada.

7. Tomarnos unos tragos de silencio y soledad y dejar que la naturaleza fluya por la sangre.

8. Dejar que el amor nos devaste hasta que la vida sea nuestra, y sólo con ella nos baste.

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